Implicación subjetiva Una vuelta por El Capital. Elisa Ponieman Solemos tener presente el término de implicación subjetiva, acuñado por Lacan en Intervenciones sobre la transferencia, en 1951. Texto habitual de referencia para poder ejemplificar, recordar, al momento de pensar la participación subjetiva hasta entonces desconocida, cuando la hay, en los desórdenes de algún analizante, ya sea cuando se queja, ya sea en cualquier decir que nos dirige. En general compartimos que atribuirle a alguien que nos viene a hablar, una implicación que no cuadra, es un motivo que casi expulsa la palabra, de la misma manera ocurre en los dispositivos como la supervisión. En algunas ocasiones la implicación subjetiva fluye: Esteban, que consulta porque jugaba y así perdió plata que necesitaba junto a su familia para la vida cotidiana, apenas se le pregunta por sus hipótesis al respecto, cree tener alguna dificultad con el decir. En particular arranca pensando sus dificultades para hablar con la esposa, que entiende que lo han llevado a escapar de la situación y en ese derrotero encontrar el juego. Van apareciendo distintas dificultades que ocurren en el diálogo con ella Cuenta también que la esposa no le da mucho lugar en relación a las hijas. En una misma entrevista dice que su mujer a veces, no le da la derecha, y que cuando viene alguna de sus hijas a pedirle algún permiso, como a veces no conoce a las personas alguna de ellas está armando el plan, les indica: Preguntale a tu mamá. Al señalarle esto, que desperdicia ocasiones y se queda pensando que su mujer no le da la derecha, E. se interesa. Piensa que podría por ejemplo preguntarle a la mujer qué sabe de la compañía de su hija para tal plan, y luego decidir él. El trabajo de E. por ahora continúa con movimientos en el decir, en esta sintonía propiciatoria. Otra situación (en una extensión de tiempo muy distinta, más extensa) Juan lleva una vida de mucho sufrimiento. Consulta por eso, no consigue trabajo de lo que estudió en la universidad. Y de cosas para las que estaría sobrecapacitado apenas consigue. Tiene un auto que le regalaron los padres y a veces lo usa para encargos que puede cobrar. En un momento hablando del auto dice: “el auto de mis padres”. En ese momento me llamó la atención, le pregunto y aclara que el auto estaba a nombre de él. Se siente dañado, y en general les echa la culpa a ellos de lo que le ocurre porque eran muy agresivos a la hora de acompañarlo con alguna duda escolar, le decían que era un inútil, y los siente responsables también de que no le transmitieron la importancia del trabajo, ni de la circulación en la profesión. Un poco quiere que el papá le pague algunas cosas que necesita para que de alguna manera se haga cargo de lo que ocurrió, así como de no haberle dado contención. A veces me parece escuchar que les echa la culpa pero como si no terminara de pensar eso, como si lo dijera para que yo lo acompañe o le diera la razón, o simplemente poder pensar que es cierto. Una vez me cuenta que fue a encarar al papá diciéndole estas cosas –siempre al ir a pedirle plata-. No puedo reproducir las frases textuales que decía, pero me encontré pensando que en esa expectativa ligada a ir a hablar y que el papá le diera la razón, reproducía en algo, al mismo tiempo la dinámica de la que se quejaba. A veces queremos recordar el los enunciados de los pacientes y no los podemos reproducir con la exactitud que quisiéramos. En este caso me pareció que mi dificultad tenía relación con que era algo no tan claro y creo que motivó escribir acerca de este nudo. Mi impresión fue que Juan pensaba que las lecturas de sus malestares iban a ser ciertas si su papá le daba la razón. Lo que le señalé es que a veces hablaba de su vida como si no fuera suya, al modo en que hablaba del auto, como si no fuera suyo habiendo sido regalado por sus padres. Y que esa expectativa de que el padre le diera la razón parecía transcurrir sin él realmente creer en esas intuiciones que tenía. Con el paciente estamos ahora trabajando y no sé aún cómo prosigue este punto. Sí, en el momento dijo que eso de que la vida no la sentía suya le sonaba. Lo que intenté pensar es que esa manera de imaginarse el ir a conversar con su padre, le adjudicaba a éste un determinado poder, y de alguna manera reproducía el escenario en el que él se había sentido objeto de los maltratos y de ciertas maneras de crianza que lo dejaban sin herramientas para abordar las cuestiones que se iban presentando. Habitualmente escuchamos las diferencias, en la repetición. Aquí, estoy tratando de pensar la repetición de lo que sí podemos pensar como lo “mismo”, solo que con alguna variación de reproducción, es decir, cuando en aquello que se produce, se reproduce de modo no sabido, una saber. Es decir, reproducción de modo distinto pero finalmente como repetición de lo mismo. En relación a la idea de que este paciente reproduciría situaciones que lo perjudicaron, que le hicieron mal, encontré en el Capital de Marx muchas conceptualizaciones en este sentido. Entiendo que Marx es un autor que tematiza cierto modo de funcionamiento del sistema el capitalista, y que especialmente pone su atención en los momentos en que el funcionamiento reproduce o profundiza sus características Esto lo podemos ver en distintos lugares. Tomo uno de ellos: En el capítulo 24 del Capital, llamado La llamada acumulación originaria, Marx, tratando de discutir la idea de que la acumulación originaria de capital se habría producido porque había unos que eran vagos y otros trabajaban, dice que más bien “en la historia real desempeñan un gran papel la conquista, la esclavización, el robo y el asesinato; la violencia, en una palabra.” Plantea que “el régimen del capital presupone el divorcio entre los obreros y la propiedad sobre las condiciones de realización de su trabajo. Cuando se mueve por sus propios pies, la producción capitalista no sólo mantiene este divorcio, sino que lo reproduce y acentúa en una escala cada vez mayor.” Entonces, la llamada acumulación originaria es el proceso histórico de disociación o separación entre el productor (que entonces es sólo un asalariado y sólo cuenta con su fuerza de trabajo), y los medios de producción. En ese capítulo Marx describe la manera en que se constituyeron esos proletarios libres pero privados de todo medio de vida. Y toma en particular sus estudios de lo ocurrido en Inglaterra, para señalar los procesos en que la expropiación priva de su tierra al productor rural, al campesino, a lo largo de los años distintos momentos, como por ejemplo en el último tercio del siglo XV, momento en que los señores feudales echaron a los labradores de las tierras que ambos poseían, con la Reforma en el siglo X cuando quedar depredada la iglesia de las tierras se expropia a los moradores de las propiedades feudales que ésta tenía, o bien ya en el siglo XVIII cuando ya es la propia ley, la propia legislación, que se convierte “en vehículo de esta depredación de los bienes del pueblo”. Mi impresión es que Marx está atento a cada acontecimiento en el que se reproduce esta disociación. Y que su modo de pensar da una matriz para los modos en que dicha reproducción ocurre, se acentúa, cambia de proporción, etc. Es decir, desarma la idea de una acumulación originaria idílica para introducir la idea de que en cada ocasión está en juego la sangre, la violencia y que se pone en juego cada vez que eso se vuelve a producir, se reproduce. Me parecía que esas descripciones de este autor constituyen una referencia que eventualmente dan un trayecto para pensar la participación subjetiva aunque no se trate allí de participación subjetiva en el sentido de desconocida por inconsciente en el sentido de un saber no sabido, sino por constelaciones conocidas o no, de un orden social. Sin embargo, al escuchar algo de esta modalidad en una transferencia -Juan-, ese pedido -más reclamo que me pedido- invita al sujeto y deviene participación, implicación subjetiva.